jueves, 4 de agosto de 2016

La "Provenza" alcarreña, Brihuega

Un corazón hace latir un cuerpo, bueno, pues en el caso de la provincia de Guadalajara, el corazón que la hace latir y darse a conocer fuera de nuestras fronteras es la ALCARRIA, principalmente por su rica miel, pero también al gran célebre escritor gallego, premio Nobel de Literatura en 1989, Camilo José Cela por su magnífico libro de "Viaje a la Alcarria".

Pero en los últimos años hay un tercer factor que esta haciendo a este "país al que nadie le da la gana ir" sea visitado, los inmensos campos de lavanda, siendo su anfitriona la localidad Conjunto Histórico Artístico de Brihuega, ese "balcón del Tajuña" o "jardín de la Alcarria".

Imaginad que quitamos un trocito de esa esquina del sureste francés llamado Provenza y lo transportamos en pleno corazón de este rincón desconocido, pues eso es lo que nos ofrece en el mes de Julio el paisaje que rodea Brihuega, campos extensos de esta preciosa planta aromática que no solo es para el uso de perfumes, sino que también para la rica miel, con una textura suave tanto en tacto como en sabor.

Atardecer en los campos de lavanda. Foto de Javier Romero Beltejar

Es en este mes, y desde hace ya cinco ediciones, en el comienzo de la cosecha es cuando esta tierra ofrece uno de los momentos más bonitos. En mitad de los campos morados, vestidos los asistentes de blanco impoluto, al atardecer, disfrutando de conciertos tiene lugar el Festival de la Lavanda el cual ya tendréis que esperar al del año próximo para asistir, aunque todavía podéis disfrutar del paisaje natural. 

Entorno del castillo de la Piedra Bermeja.
Foto Manuel Granado Herreros
Pero ya os he dicho que Brihuega tiene dos apodos, el balcón del Tajuña y el Jardín de la Alcarria. Y es que cuando el rey Al-Mamun decidió establecer una residencia, no era por casualidad, sus ricas fuentes, manantiales y vega del Tajuña, le han hecho ser protagonista de la historia como paso estratégico militar, zona comercial-industrial, pero también como zona de reposo y disfrute. Tras la reconquista fue ciudad beneficiada por los obispos de Toledo, otorgándoles mercado o construyendo bellas iglesias. Ya en época moderna, no se entiende su historia sin la de la Real Fábrica de Paños, instalada en el XVIII, la cual estuvo funcionando hasta el XIX, generando gran riqueza a la comarca. 

De aquella historia, un gran patrimonio, las iglesias de San Felipe, San Miguel o la de la Virgen de la Peña, patrona, esta última enclavada en uno de los paisajes y postales más bellas de la provincia, en el entorno del castillo de la Piedra Bermeja, la cual debéis buscar cuando lleguéis. También aquí se sitúa un museo, el del profesor Max, uno de los briocenses más celebres, con permiso del compositor barroco Sebastian Durón (del cual estamos conmemorando el 300 aniversario de su muerte), cuyo sobrino mantiene abierto un museo con las colecciones de rarezas y miniaturas que su tío coleccionó. Curiosas son también las cuevas árabes que discurren bajo el asfalto y que en la plaza del Coso tenéis la posibilidad de visitar. Ya lo comenté antes, el agua, protagonista en sus fuentes, como la del Tinte o la de los 12 caños, así como el lavadero de la blanquina, situado en el centro del pueblo. Un pueblo bien defendido por murallas que aún perduran y puertas como la de la Cadena y la de Cozagón. Todo su patrimonio vigilado desde la parte alta por el edificio que un día albergó la Real Fábrica de Paños y que cuyos jardines han vuelto a abrir para disfrute de propios y foráneos. 


Jardines de la Real Fábrica de Paños.
Foto de Manuel Granado Herreros
Espero que os haya gustado esta entrada y si queréis que os guíe por estas hermosas tierras solo tenéis que visitar mi web www.tu-guia.es o enviar un correo a info@tu-guia.es